Anti-jardín de aclimatación

Instalación climática

En el verano de 2019, mientras las pantallas de todo el mundo se llenaban de imágenes de los incendios en la selva amazónica, realicé un ejercicio de observación de los líquenes en el entorno de la laguna de Cuyabeno, en la Amazonía ecuatoriana. Me concentré en los márgenes, en lo pequeño, situando mi cuerpo a ras de suelo, a distancia de tronco.

Esta instalación recrea las condiciones medias de temperatura y humedad del Cuyabeno.

Este antijardín no pretende perpetuar los intentos de domesticación de los trópicos, ni es un teatro climático para contener una naturaleza sin misterio, desvelada, maravillosa, y sobre todo, útil al comercio y a la ciencia. Lejos de ese proyecto colonial, es un lugar para escuchar el clima con la piel y dejarse texturizar por la luz coloreada por los paisajes de líquenes.

Un antijardín para ir despacio, elegir las alianzas adecuadas, intercambiar ventajas, mutar, bastardearse, y, en definitiva, producir fluidos transformadores que ni tú ni yo podemos generar por separado. Una cueva en la que tal vez podamos hacer brujería contra-colonial, para poder luchar sin miedo, por si acaso todo empieza a arder.

Textil aislante, Vídeo, sonido, texto, humidificadores, calefacción por infrarrojos, superficie de proyección de Tillandsia usneoides, agua destilada de liquen de roble

Mezcla de sonido: Mauricio Proaño

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Cosmética vaginal (performance colectiva)

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Cápsulas a mano