Crímenes sin víctimas

Instalación coreográfica

¿Dónde se traza la línea entre la ofensa y el prejuicio? La danza, con su juego inherente entre presencia y representación, se ve particularmente afectada por dicotomías como erótico/pornográfico, buen gusto/mal gusto, protección/libertad, entre otras. Crímenes sin víctimas es una exploración de los límites de la moralidad y la censura.

Robots de madera, lámparas halógenas, lámparas de sodio, LED, luces de neón, sensores galvánicos, sensores de CO2, termómetros, lubricante a base de algas.

En esta obra, las cuestiones que rodean la representación de la sexualidad humana se utilizan como vectores para cuestionar una sociedad que se regodea en una ultra-sexualización mediática codificada y que parece empujar hacia la estandarización de las expresiones singulares del erotismo. Crímenes sin víctimas pretende infiltrarse en esos espacios de donde emana la percepción inconsciente, y descubrir allí zonas de libertad sensorial.

Programación y composición musical: Oscar Martin
Sensores y programación de los robots luminosos: Olivier Henry.

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